viernes, 4 de enero de 2013

Que sospechoso...

Y con el título no me refiero a cómo vi de pequeña regalos encima del armario varios días antes de "venir" los reyes magos, me refiero a las sutiles diferencias entre las normas que establecieron mis padres con mi hermanO mayor y conmigo (sí, la "o" que marca el género masculino está en mayúsculas).

Siempre ha habido cosas, más o menos sutiles que me han hecho pensar que aunque mis padres no quieran, trataron a mi hermano y a mí de forma diferente a la misma edad. Entre las cosas típicas, la hora de vuelta cuando íbamos de fiesta y el interrogatorio previo: yo tuve que decir con quien iría a qué sitio mientras que mi hermano soltaba un "me voy a la mierda,que han puesto columpios" y se quedaba tan ancho.

Pero lo que he podido ver ahora es que, cuando mi hermano estuvo parado 2 años se pasó el tiempo durmiendo y tomando cafés con los amigos, mientras que yo, que llevo unos 4 meses estoy siendo sermoneada constantemente sobre ayudar con las tareas de la casa y otros menesteres.

Yo creo que ellos no son plenamente conscientes de estas diferencias, pero si intento hacérselo ver me dicen que son excusas, que le busco tres pies al gato para no hacer las cosas... Igual algo de eso hay, quiero decir que no tengo porqué hacer lo mismo que mi hermano y pasar de todo, pero me cuesta mucho empezar a hacer cosas nuevas, y no consigo ser completamente consciente de mi situación. Creo que aún siento que estoy en un "puente largo" y un día me despertaré y tendré que ir a clase o a estudiar a la biblioteca.
Sí, no soy una persona que se adapte rápido precisamente, cosa irónica porque en el discurso del decano en mi graduación dijo algo así como "los estudiantes de ciencias habéis aprendido a adaptaros a lo nuevo". 


...mmmm, no se si mi madre considerará escribir en el blog como "hacer cosas".
En fin, podéis ver que ha empezado un año nuevo, pero todo sigue como en el viejo.

1 comentario:

Juanma dijo...

Por eso hay que moverse, para cambiarlo.